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martes, 1 de diciembre de 2015

NOVIEMBRE Y EL VALOR DE LA VIDA DE LAS MUJERES POR MELANIA EMETERIO R.


Noviembre y el valor de la vida de las mujeres

Noviembre es, por tradición histórica reciente, el mes de la lucha contra la violencia hacia la mujer,  y contra la violencia intrafamiliar. Esta conmemoración halla su punto más elevado el día 25 de noviembre, por haber sido este declarado como Día Internacional de la No Violencia Contra la mujer. Es esta una fecha emblemática con una historia que impactó a la comunidad internacional, cuando en 1981, en un evento de mujeres realizado en Colombia, las dominicanas, motivadas en el asesinato de las hermanas Mirabal ( y de su  chofer, Rufino de la Cruz), hicieron esa propuesta. Este fue un caso horrendo ocurrido en la postrimería del gobierno dictatorial de Rafael L. Trujillo. Con este hecho de sangre, República Dominicano dio motivo para que esta fecha a nivel internacional, fuera honrada, sirviendo, más tarde, de incentivo a la lucha de las mujeres.

Como algo esperado con anterioridad, noviembre trae actividades conmemorativas, creadoras de grandes expectativas. Se fomentan en este periodo los espacios para reflexionar, para evaluar el proceso seguido por metas y objetivos propuestos con anterioridad. Siempre que llega esta fecha se hace propicio el momento para el análisis estadístico de casos sangrientos donde han caído tantas mujeres durante el periodo del año en curso. Hacia estas estadísticas y análisis se vuelca no solo la prensa, pues estos números hablan de cuán dramática es la situación, por lo que en noviembre se dan acciones de sensibilización para que la ciudadanía asuma y tenga más presente el problema.

Muy a pesar de los deseos, en cada noviembre asistimos a la confirmación del aumento progresivo de los sasos de violencia, esto así, a pesar de los esfuerzos que vienen acompañados de buenas intenciones y de recursos económicos que, aunque no son suficientes, se han invertido. Con el paso del tiempo, y la imparable espiral de violencia que no cesa, se va ampliando la visión en el sentido de que el freno a la violencia intrafamiliar y de género, así como de los feminicidios, va más allá de las emotivas actividades, y nos advierte sobre la necesidad hay que implementar  otras iniciativas.

La violencia hacia la mujer, en cualquier forma en que esta se manifieste, es un hecho degradante, y cuando esta llega a la mutilación, o a la desaparición física, como son los feminicidios, el problema es de otra dimensión, por eso la violencia es un área critica dentro del conjunto de las demás áreas, pues ella no solo es atentado contra la dignidad humana, sino también violación de los derechos humanos, las libertades y la democracia, tal como lo reconoció la Plataforma de Acción de Beijing, en la conferencia internacional realizada en1995, donde la violencia hacia la mujer fue considerada como asunto prioritario, por lo que motivó numerosas acciones del movimiento nacional e internacional de mujeres, y de muchos Estados, incluido el de República Dominicana.

Hoy a 20 años de la Plataforma de acción aprobada en Beijing seguimos evaluando su impacto, pues ha sido un de los eventos de mayor incidencia en la lucha por los derechos de la mujer, la discriminación, y especialmente por la no violencia hacia la mujer en cualquier expresión que esta se manifieste, pero durante estas casi dos décadas nos encontramos con que los avances no han sido significativos, y que los progresos más bien han estado en la generación de propuestas legales, y en la promulgación de muchas de ellas. También hay que reconocer, al menos en nuestro país el aumento de los mecanismos judiciales y oficinas especializadas para atender los casos de violencia intrafamiliar.

En el documento elaborado por ONU MUJERES, (Organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad y el empoderamiento de género) se da cuenta de que “la forma más común de violencia que sufren las mujeres es la violencia en que el agresor es su pareja, la cual suele ocasionarle lesiones, y a veces la muerte. Un estudio mundial – sigue diciendo ONU MUJERES – sobre  homicidio confirmó, que casi la mitad de las mujeres victimas de homicidios, mueren a manos de sus parejas  o de miembros de su familia, mientras que en el caso de los hombres  la proporción es de solo 1 muerto  por cada 20  víctimas  de homicidios”.

La violencia hacia la mujer, de parte del hombre es una medida excesiva de fuerza que busca el control y sumisión de la mujer, a toda costa, y es una actitud que se basa fundamentalmente en la creencia arraigada de que ella es propiedad del hombre. Conociendo de esta realidad sociocultural, las sociedades tienen que buscar la forma de eliminar esa barbarie en las relaciones mujer – hombre, pues ese tipo de proceder, es vileza humana expuesta en su máxima expresión.

 El sentido de pertenencia con que el hombre ve a la mujer, así como conjunto de estereotipos socioculturales que acompañan a la condición femenina, solo han servido para justificar y hacer más perdurable una diversidad de agresión contra las mujeres. Los estereotipos hacen vulnerables la condición femenina ante la violencia, ante la discriminación y ante cualquier entorno cercano, puesto que ellos suponen de antemano su inferioridad respecto del hombre, al tiempo que la proyectan  propensa  “ por naturaleza” hacia todas las acciones negativas, fragilidad y minusvalía generalizada.

Hoy día, luego de algunos avances en las mentalidades, el conjunto social acepta y comprende con facilidad que la mujer puede trabajar, e incluso capacitarse, pues así producen los recursos que resuelven necesidades propias, y de la familia. Pero gran parte de ese mismo conjunto social, incluidas muchas mujeres, aun tiene resistencia a ver en las mujeres personas que actúe con independencia del hombre, sino dependiente de este, y debiéndole respeto, obediencia, y  servilismo hacia este.

La presencia subyugante de la ideología patriarcal con su carga de estereotipos y prejuicios sobre lo femenino, invisibiliza a las mujeres y no le reconoce, ni acepta su vida e intereses propios, su independencia, necesidades, como seres de humana creación. El recurso de la violencia opera como un no reconocimiento de la voluntad y autodeterminación de la otra persona. Un buen ejemplo de esta afirmación es que la mayor parte de los feminicidios y de la violencia intrafamiliar viene de la negativa de una mujer  a continuar la relación de pareja.

¿Por qué no exhibimos mayores logros en el freno de la violencia hacia la mujer?. Es que hace falta una voluntad que no solo es política sino cultural e ideológica, voluntad de ruptura, y a la vez apertura aunque esto suponga pérdida de los beneficios, que son muchos, que la subordinación de la mujer deja a los hombres. La voluntad a la que apelamos atraviesa los discursos de humanismo, democracia, equidad y solidaridad que tanto se enarbolan hoy en día, pero desde la teoría mecánica y hueca, contenida  en los documentos, y en los discursos  de campaña política.

Es hora de preguntarse, en un ejercicio de sincerización, qué es lo que no se ha hecho. Obsérvese que a pesar de lo que invierte el gobierno dominicano en atención a casos de violencia, los resultados no modifican grosso modo la realidad, pues no ha habido la voluntad de afrontar radicalmente estas actitudes con descargas violentas hacia la mujer. Atacar frontalmente es apuntar hacia intereses que parecen ser más sagrados que la armonía familiar y que las vidas de un número cada vez más  creciente de mujeres muertas dentro de una mala relación de pareja.

En violencia de género y violencia intrafamiliar hay que apuntar hacia ciertos focos relacionales, como por ejemplo, ¿por qué no se prohíben las telenovelas con sus secuelas de infidelidad, violencia domesticas, alcoholismo, desorden sexual, mafia, y toda suerte de cursilería y adiestramiento en vicios? ¿Cuáles razones tienen las autoridades competentes para dejar que en el país se promuevan telenovelas  que presentan las argucias del narcotráfico, o el entrenamiento para los ladrones? ¿Nos hace falta esto?. ¿A quien se beneficia?.¿No se está pidiendo a grito la educación en  valores?. ¿Por qué se siguen tolerando canciones que ofenden la imagen de la mujer, por qué se sigue permitiendo el uso del cuerpo de esta como objeto de toda suerte de publicidad comercial donde el cuerpo es objeto del deseo, y de la lascivia  masculina?

Tolo lo anteriormente citado promueve la violencia en el hogar. La violencia intrafamiliar está entre los delitos más frecuentes en nuestro país, ¿no es esto suficiente para que sea encarada  con mayor rigurosidad y conmiseración  hacia las víctimas y sus huérfanos y huérfanas?. Estamos hablando de prevenir la violencia, y en este sentido fuera muy atinado instituir en las escuela públicas y colegios privados la educación no sexista, la autoestima y autovaloración personal desde una perspectiva de género. Hay que apostar al compromiso  de hacer una siembra preventiva.

 Desde que fue promulgada la Ley 27 -97, Contra la violencia intrafamiliar, se ha enfatizado mucho la responsabilidad del Estado, asunto que es obvio, mediante instituciones como La Secretaria de Estado de la Mujer, Procuraduría General de la Republica, Fiscalía, y otras con funciones públicas  de auxiliares de la justicia, sin embargo, ¿han sido conminados para trabajar en la disminución de la violencia hacia la mujer otros organismo del sector estatal? ¿Y qué no decir del sector privado y los sectores populares? ¿Cuál ha sido su compromiso público? ¿cuál es el llamado que se le ha hecho desde el Estado para que se comprometa con la erradicación de esta clase de violencia que es cultura de muerte?

En el pasado mes de octubre, el pelotero dominicano de Grandes Ligas, José Reyes, fue arrestado en un hotel (de los Estados Unidos) bajo acusaciones de haber agredido a su esposa, y aunque se le dejó en libertad tras el pago una fianza, tengo entendido que el caso va a seguir en la justicia. Según el reporte tomado del periódico “Diario Libre” (11 de noviembre2015) Grandes Ligas y el sindicato de peloteros pactaron el agosto un nuevo y abarcador reglamento sobre los casos de violencia domestica, violación y abuso de menores”. Eso es lo que se llama asumir con rigor y carácter un problema que empobrece a la condición humana.

Traigo este referente porque es valedero y oportuno, además proyecta una posición correcta. El caso es pertinente para hacer una pregunta obligada, y es ¿qué están haciendo los gremios del país, los partidos políticos, las juntas de vecinos, asociaciones artísticas, organizaciones estudiantiles, la microempresa, las ligas deportivas dominicanas, las iglesias, los colegios privados, dirigencia del negocio informal, entre otras?. Todo no debe ser el gobierno, pero este debe tomar el liderazgo, y hacer que las políticas públicas en materia de violencia intrafamiliar y violencia de género, sean asumidas por todo el país, si es que frente a esta inconducta delictual y criminal desde la familia, se le pone  otro carácter.

Para combatir la criminalidad y el abuso del poder como inconducta que se ha anclado en numerosos hogares dominicanos, el Estado, como signatario del la Convención Belén Do Pará (Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la mujer) y como  responsable de la ejecución de las políticas públicas como lo son las leyes promulgadas,  tiene que  empoderarse mucho más, pues esto no es un asunto espontáneo ni discrecional, sino obligatorio. En la Sagrada Biblia se puede leer algo así como: “Quien no está conmigo, está contra mi”. Todo está muy claro, nadie puede declarar ignorancia, las muertes están ahí, los hechos se producen cada día y a todas las horas, y el país se llena de cruces, de cadáveres, llanto y luto.

Noviembre se presta a muchas distorsiones, por eso es pertinente recordar que no se trata de colocar espacios pagados con felicitaciones a las mujeres en medios escritos o televisados, o de editoriales, o de condecoraciones, ni ramos de flores en cada 25 de noviembre o cada 8 de marzo, tampoco se trata de patrocinar espectáculos, de lo que se trata es de acciones con eficacia probada, evaluable, y así encaminarnos a dar respuesta a una criminalidad cuyo número de huérfanas y huérfanos aun no se calculan.

Hay que saber, con seguridad, a quien le duelen esas muertes, pues son más los sectores que no se han integrado a la lucha preventiva que los que, aun de manera deficitaria, lo han venido haciendo,  Se olvida, al parecer, que la violencia intrafamiliar no discrimina sectores. En esto, no cabe la simulación, ni la neutralidad, pues tenemos el liderazgo de muerte por feminicidios entre los países del área. ¿Es esta una buena hoja de presentación?. La mejor manera de rendir tributo a las mujeres idas violentamente, es evitando la impunidad, y previniendo con acciones que en el corto o mediano plazo contribuyan a evitar que mueran más mujeres a manos de sus parejas.

 

Melania Emeterio R.

Noviembre 2015